Revista Chilena

Erscheinungsjahr: 
1875-1880
Kulturraum: 
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Jahrhundert: 
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La escasa producción literaria que arrojó el siglo XIX en nuestro país tuvo en los diversos periódicos y revistas de la época su principal medio de difusión. Reflejo del ideario liberal de sus creadores, la Revista Chilena, fundada el 1° de enero de 1875, fue una de las publicaciones que contribuyó al desarrollo de la actividad intelectual en Chile, convocando a notables hombres de ciencias y letras a dar forma a través de sus páginas a los valores de una tradición cultural en ciernes. Revista Chilena fue fundada por Diego Barros Arana y Miguel Luis Amunátegui, quienes la dirigieron hasta mediados de 1876, año en que ambos asumieron cargos diplomáticos. A partir de entonces, la conducción de la revista quedó a cargo de Benjamín Dávila Larraín, Augusto Orrego Luco y Julio Bañados Espinosa, quienes -recogiendo la voluntad de sus fundadores- se propusieron convertirla en una puerta de acceso para las ideas surgidas en los principales centros de pensamiento europeos. Como corolario de los planteamientos de la filosofía positivista en Chile y de los principios de la modernización propugnada por los intelectuales liberales del siglo XIX, la revista se convirtió en un canal de intercambio cultural entre Chile y el resto del continente americano, así como en una valiosa herramienta para la divulgación del conocimiento científico y el fomento a la educación en nuestro país. Cada edición de Revista Chilena incluye extensos artículos que abarcan un amplio espectro temático: política, historiografía, reseñas biográficas, literatura y filología, filosofía y educación, economía y administración de gobierno, seguridad social y costumbres, medicina y ciencias naturales, entre otros. La erudición de los autores se manifiesta en la profundidad de los ensayos, que muchas veces motivaban réplicas escritas que se sucedían a lo largo de varias ediciones. Además de textos expositivos, Revista Chilena publicó en sus páginas un importante número de poemas, cuentos y novelas por entregas de escritores que por ese entonces daban sus primeros pasos en la literatura, como José Victorino Lastarria, Guillermo Matta, Eduardo de la Barra o Daniel Barros Grez. Una sección destacada fue la "Revista bibliográfica", donde Diego Barros Arana, Benjamín Dávila Larraín y Gabriel René Moreno revisaban acuciosamente los libros más recientes publicados en Europa y en América. El historiador argentino Bartolomé Mitre, en una carta enviada en 1875 a Diego Barros Arana, declaró que a través de esas reseñas "se refleja la luz de la fuente originaria, haciéndola proyectar sobre nuestra conciencia; se sigue el movimiento científico y literario del mundo y se le hace obrar sobre nuestra inteligencia" (Mitre, Bartolomé. Correspondencia literaria: años 1859 - 1881, p. 56). En efecto, esta sección puede ser considerada como un antecedente de la crítica literaria en Chile, pese a que muchos de los libros referidos correspondían a estudios sociales y políticos o a traducciones de publicaciones europeas. Una vez que Diego Barros Arana, al ser nombrado ministro, interrumpió su labor de director y redactor, la crítica bibliográfica de Revista Chilena quedó a cargo de Augusto Orrego Luco, Luis Montt y Gabriel René Moreno. Bajo esta dirección, Revista Chilena mantuvo el alto vuelo de sus inicios, dado por la pulcra pluma de sus colaboradores y el alcance social de sus contenidos. Sin embargo, las circunstancias derivadas del estallido de la Guerra del Pacífico afectaron tanto la regularidad de su publicación, como la cantidad y puntualidad de sus trabajos. Ello llevó a que, en junio de 1880, Revista Chilena se despidiera definitivamente de sus lectores.