Araucaria de Chile

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1978-1989
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Tras el golpe de Estado de 1973 la sociedad chilena vivió una honda ruptura. Un gran número de compatriotas partieron al exilio, entre ellos muchos intelectuales y artistas, que vivieron en carne propia el destierro y la diáspora debido a sus simpatías con el gobierno del doctor Salvador Allende. Así, la cultura chilena vivió -como el resto de la sociedad- el quiebre entre el "adentro" de quienes quedaron en el país, y el doloroso "afuera" de los que partieron. Esta experiencia, sin embargo, dio numerosos y valiosos frutos, pues la actividad cultural y de solidaria fue el motor que impulsó una vigorosa producción artística e intelectual entre aquellos que debieron salir de Chile. La actividad literaria y creativa del exilio chileno hizo surgir una vasta red alrededor del mundo, muchas veces articulada en torno a revistas, tanto políticas como culturales, que animaban los círculos del exilio chileno. Araucaria de Chile fue posiblemente una de las revistas que tuvo mayor repercusión, principalmente por la capacidad que tuvo de agrupar en torno suyo a gran parte de los más destacados escritores, artistas e intelectuales del exilio no sólo chileno, sino latinoamericano. Fundada en 1978, Araucaria de Chile fue dirigida por Volodia Teitelboim, y logró desde sus inicios -a pesar de ser una iniciativa principalmente vinculada al Partido Comunista- hacer confluir en sus páginas el pensamiento y la obra de numerosos artistas e intelectuales, llegando en su momento de mayor auge a más de 37 países de todo el mundo. Logró así el cometido que se propuso en su primer número: "Araucaria anhela convertirse en una expresión exigente y unificadora de la intelectualidad chilena avanzada que vive dentro y fuera de las fronteras (...). Nuestra es la esperanza. Y la decisión de lucha. Frente al apagón cultural, corresponde encender todas las luces. Araucaria prende hoy su linterna viajera. Estamos ciertos de que su luz clara se proyectará más potente en la medida del tiempo y de la cooperación de aquellos a quienes va dirigida." Inicialmente radicada en París y más tarde en Madrid, Araucaria de Chile fue un espacio privilegiado del debate cultural latinoamericano, ya que entre los miembros de su comité de redacción y sus colaboradores se encontraban algunos de los más destacados artistas e intelectuales latinoamericanos y chilenos, que hicieron de esta revista no sólo una eficaz herramienta de denuncia contra la dictadura, sino una experiencia editorial de un enorme valor para la construcción identitaria y la discusión del conjunto del campo intelectual exiliado en esos momentos. Araucaria de Chile no sólo permitió dar continuidad al desarrollo cultural en el exilio, sino que mantuvo un vínculo constante con las expresiones desarrolladas en Chile en ámbitos tan variados como la historia, la poesía, la literatura, la música y la plástica, que tuvieron permanentemente un espacio en la revista a través de sus portadas. Como señaló la editorial de su último número, "su publicación cesa en correspondencia con el cese del exilio mismo, que empieza a ser una experiencia radicada en el pasado desde el instante en que, por decisión popular inexorable, se ha puesto fin en Chile a la dictadura (...). En doce de los dieciséis años que duró el tenebroso paréntesis asociado para siempre al nombre de Pinochet, nuestra revista fue una luz constantemente encendida (...)."